Venus y Marte

Aquel sería el primero de muchos, pensó el diseñador. Pero para aumentar la diversión, no podía permitir que todos los participantes fueran iguales. Así que le arrancó una costilla y dio comienzo al juego más antiguo del mundo.

El bebé

Los gritos de mi bebé no paran. No me dejan dormir, no me dejar pensar, no me dejan vivir. No puedo aguantarlo más. Voy a la cocina, cojo un cuchillo y me dirijo a su cuarto. El filo recorre mi cuello de lado a lado. Los gritos de mi bebé no nato callarán para siempre.

(sin título)

Previamente en este microrrelato:
Genoveva continúa con su lista de ex-novios, amantes irregulares y citas a ciegas.

CAPÍTULO XIX - NIMEACUERDODESUNOMBRE, EL ABURRIDO

Era tan insulso que hasta su reflejo le ignoraba. Su sombre se extendía por kilómetros, incluso al mediodía, con tal de alejarse de él.

Cuando llegué a la aburrida mesa del aburrido restaurante que la aburrida persona había reservado, supe que no podía quedarme allí. La cena llevaría a una aburrida conversación seguida de un aburrido polvo y una aburrida relación que terminaría en la aburrida vida de un aburrido matrimonio junto a ese aburrido hombre. 

Ni siquiera le permití llegar a la 'e' de "Hola, ¿qué tal?" cuando se levantó para saludarme. Me fui con mi diversión a otra parte.