jueves, 20 de noviembre de 2014

El terremoto

- Interrumpimos la programación habitual para darles una noticia de última hora: se ha producido un temblor en el centro de la ciudad. Por el momento no parece haber heridos. Los científicos han conseguido establecer el epicentro del seísmo en los nervios de una pareja de enamorados antes de su primer beso. Seguiremos informando según progrese su relación.

Un pequeño paso

"Te odio. Mírate, pero si ni te dignas en hacerme caso. Tengo ganas de que te mueres y me dejes en paz. Cuando estás durmiendo, te miro y pienso en lo insignificante que eres. Te odio. Oh, ¿ahora me haces caso?"
- ¿Qué pasa? Vaya, no tienes comida. Vamos a buscar una lata.
"Te quiero."

martes, 18 de noviembre de 2014

El afortunado

Comprendió que no le quedaba nada que perder. Lanzaría la moneda al aire y, en ese momento, sabría cuál es su futuro. Si sale cruz, la fortuna sería suya. El dinero, la fama, las mujeres, el alcohol, las mujeres con alcohol... Cualquier cosa que se le antojase, la tendría. No habría límite alguno.
Y si sale cara, simplemente volvería a tirar la moneda.

miércoles, 12 de noviembre de 2014

La primera noche (de nuestras vidas)

Comprendió que no le quedaba nada que perder. Tiró del freno de emergencia y el vagón se detuvo de golpe. Consiguió abrir las puertas con mucho esfuerzo y corrió entre las vías hasta la estación. Ella corrió a su encuentro. Él subió al andén y se fundieron en un beso apasionado. A la nacional no le hizo tanta gracia tal despliegue de amor. Pasaron la primera noche juntos, en celdas contiguas, con las manos entrelazadas.

El último unicornio

Todos sabían de las propiedades mágicas de su cuerno, y como el hombre es avaricioso por naturaleza, ansiaban poner sus manos sobre él. La más bella doncella fue hasta un estanque, se quitó la ropa y desnuda esperó al ser legendario. La bestia apareció entre los arbustos y se acercó a la orilla. La doncella acudió a su encuentro y le acarició suavemente. Entonces levanté mi arco hacia el animal mitológico y disparé. El último unicornio murió por una flecha de plata.

El último unicornio sabía a pollo.

¿Una ballena blanca?

El viejo capitán al fin había encontrado su bestia y su venganza. El monstruo albino surgió desde las profundidades y se dirigió a él. El experimentado marino alzó su arpón, apuntó con la destreza que sólo dan los años y gritó:
- ¡Eloy!¡Deja de jugar y sal de una vez!
- Pero mamá, todavía no tengo los dedos arrugados.
- Venga, fuera.

El monstruo marino, el viejo capitán y su tripulación dieron vueltas y vueltas mientras su océano se iba por el desagüe de una bañera blanca.

lunes, 10 de noviembre de 2014

El hijo de Darwin

Tengo el trabajo más extraño del mundo, casi nadie sabe de su existencia. Soy el susurro del viento en una noche oscura. Soy el sudor frío antes de que la aguja entre en tu piel. Yo soy el temblor que te recorre cuando te asomas al abismo. Yo soy la sombra en el espejo mientras buscas la llave de la luz. Soy el rostro de las estatuas cuando no miras. Yo soy el que te mantiene en alerta y te permite combatir tus miedos. Sin mí, estarías muerto.

viernes, 7 de noviembre de 2014

Las demencias

I

OLVIDO

Soy la que se encarga de hacerte olvidar, de restregarte ideas por la punta de la lengua. Me alimento de los segundos que malgastas diciendo si quieres recordar o continuar.

II

ESCARLATA

Soy quien pone palabras en tu boca sin que te des cuenta. Especulo con el rojo de tus mejillas y tu vergüenza.

III

ARGENTINA

Soy la que pinta tus cabellos de plata. Vivo del placer que me da verte triste delante del espejo.

jueves, 6 de noviembre de 2014

El mentiroso

Tengo el trabajo más extraño del mundo, casi nadie sabe de su existencia. Soy el último político honrado del país.

Charla de sobremesa

- Oye.
- Dime.
- Estaba pensando...
- ¿Sí?
- No, dirás que es una tontería.
- No, no, adelante. No te lo guardes.
- Está bien.
- Escucho. Adelante.
- Verás, ¿y si el fin del universo no fuera más que el inicio mismo del universo y todo fuera un simple bucle temporal?
- Vaya, muy profundo.
- Sí, se me acaba de ocurrir. No sé por qué.
Le siguieron dando vueltas al tema mientras continuaban pastando.

BILLY

Los dos hombres se inclinaron sobre el papel. Los dieciséis tacos de madera se introducirán en los tablones, dos por lado. Luego, con la herramienta correspondiente, se insertarán doce tornillos, número de referencia uno-uno-ocho-tres-tres-uno, en las baldas señaladas.
- Elemental, querido Watson.
- Déjese de pamplinas, Sherlock, y páseme el destornillador.
Así de entretenidos pasaron la tarde, a la espera de un nuevo caso.

El mejor coleccionista del mundo

Él tenía una caja fuerte, de hierro negro y detalles dorados.
La caja estaba en una habitación, sin ventanas ni decoración.
La habitación estaba al final de un pasillo, con papel pintado y cuadros de paisajes.
El pasillo estaba en una casa, de ladrillo y tejas grises.
La casa estaba en una isla, con un viejo sauce y un embarcadero.
La isla estaba en un cuenco, de cristal marrón y agrietado.
El cuenco estaba en una caja fuerte, de hierro negro y detalles dorados.

Escalofrío

Conduces por una carretera. Algo se cruza. Das un volantazo y frenas. El coche no responde. Te sales de la vía y atraviesas una valla. Está volando por los aires. Vas a morir.

Despiertas. Sigues en el asiento del copiloto. Una pesadilla. Os acercáis a una curva que reconoces. "¡Cuidado!", gritas. El conductor te mira sobresaltado. Invadís el carril contrario. Un camión da las luces. Vas a morir.

Despiertas. Estás en tu cama en un charco de sudor. Decides llamar y cancelar el viaje de mañana.

Una libra de carne

Un charco de sangre te da la bienvenida al hogar. Un reguero rojo te conduce por el pasillo. En la puerta de tu habitación una huella de mano carmesí te invita a entrar. Todo está decorado de manchas bermellón. Un demonio está sobre tu cama, encima de tu cuerpo, saciándose con tus vísceras. Te mira con labios escarlata.
- Vaya, nos volvemos a ver.

Quien hace tratos con el diablo, debe estar dispuesto a pagar el precio.

Mi historia

Me despertó una voz a los pies de mi cama. Una anciana de pelo largo y un vestido oscuro hablaba desde las sombras. Fue lo último que vi antes de morir.

Desde entonces, voy de dormitorio en dormitorio alertando a quien me quiera escuchar.

Los que no me creen, los llevo conmigo para que me ayuden a contar mi historia.

El rostro de la muerte

Habéis oído las historias de la vieja casa al final de la calle. Dicen que era un devoto del demonio que quemó a su familia. Dicen que el humo inundó el barrio. Otros aseguran que era un hombre amable que invitaba a niños, luego los descuartizaba y se comía sus huesos. Los vecinos cuentan cómo cavaba tumbas en el jardín. La gente que paseaba de noche creía ver sombras en las ventanas. Yo me pregunto, ¿por qué no venís a visitarme y me lo preguntáis a la cara?

El fabricante de ataúdes

El primer nombre que escuchó fue el de su padre. Entonces supo que la maldición había pasado a él. Todas las noches la parca se colaría en su cuarto y le susurraría al oído mientras dormía el nombre de los que iban a morir. Al amanecer tendría que fabricar sus ataúdes. Así serían todos sus días y todas sus noches futuras. Así hasta que alguna vez se despertara y fuera su hijo quien estuviera a su lado, tomándole las medidas.

Los lobos

Tenía miedo de encontrarse con ellos. De sentir sus ojos asesinos sobre él. Sus colmillos en torno a su cuello, desgarrando la piel. La sangre y la vida escapándose de su cuerpo. El horror de ver cómo le arrancan una extremidad y se pelean por ella. Un dolor tan intenso que no tiene sentido. El olor de las vísceras en sus hocicos. Se darían un festín con su cuerpo.

Pero debía no pensar en esas cosas. Después de todo, él era el lobo feroz. Ellos, sólo tres cerditos.

El primer ciudadano

Cuando llegó al ágora, levantó la mano para la llamar la atención de todos. Durante cuarenta largos minutos se produjo un silencio total mientras demostraba su habilidad y conocimiento. Al finalizar, el orador se vio recompensado por un sonoro aplauso. Los gritos y los vítores le abrazaban. Ciudadanos, con lágrimas en los ojos, proclamaban "salvador de la República" y "¡estadista, estadista!". El orador no podía sentirse más satisfecho tras tantos años de esfuerzo. Suspiró, salió de sus ensoñaciones y volvió a la realidad. El suelo no iba a barrerse solo.

Contreras

El detective se personó unas horas después del suceso. Se acercó al sargento.
- ¿Qué han dicho los niños?
- Dicen que el maestro gritó, "¡basta!" y agarró al chico, Panchito Contreras, por el brazo. Lo arrastró hasta el patio y luego... bueno, lo que ves.
- Nunca había visto algo así. El maestro, ¿qué dice?
- Nada. Está allí sentado, mirando a la nada, sin decir palabra.
- ¿Y la familia del niño? ¿Han avisado a los padres?
- Por eso te hemos llamado: él es el padre.

1936

Parecía no conocerme. Parecía no recordar aquellas tardes juntos en un café, cambiando el mundo. O aquel verano que los cuatro amigos fuimos al lago y nos retamos a saltar desde el viejo roble. Sólo él fue capaz. Escaló hasta la rama más alta y se lanzó en vuelo perfecto. Al regresar de aquella excursión, todos se habían prometido amistad eterna. Y entonces recordó: lo pudo ver en su mirada. Sus ojos, abiertos, sorprendidos, al darse cuenta que ya había apretado el gatillo.

Lunes

Esta mañana he recibido una extraña llamada.
- ¿Sí?
- Quería hacer un pedido.
- ¿Cómo?
- Quería hacer un pedido. Dos pizzas medianas.
- Te has equivocado de número.
- ¿Cómo? Estoy llamando a Pizza Fast, ¿verdad?
- No, lo siento.
- Vaya, lo siento. Perdón por las molestias.
Colgué el teléfono. Otra vez volvió a sonar.
- ¿Sí?
- ¿Pizza Fast?
- No, aquí no es.
- ¿En serio? He mirado el número y pone que es este.
- No sé qué decirte pero aquí no es.
- Vale. Lo siento de nuevo.
Colgó. Me quedé junto al auricular sabiendo qué iba a pasar. El teléfono sonó. Estuve decidiendo qué hacer. Antes de tomar una decisión, mi jefe cogió el auricular y respondió: "Gracias por elegir Pizza Fast. ¿En qué puedo ayudarle?"

En el zoológico

Esta mañana he recibido una extraña llamada. De verdad, aquel era el rebaño de llamas más variopinto que había visto.

Fantasma

El más ordenado de los ordenados, el que siempre colocaba los muebles en perfectas líneas, fue enterrado en una caja torcida. Desde el más allá no pudo aguantar tal insulto y regresó para atormentar a su enterrador. Mas, ¿cuál podría ser su castigo? Él, que había sido un ejemplo de rectitud, se veía inundado por los más bajos instintos de venganza y represalia. Si todavía estuviera vivo, sabía muy bien qué habría hecho: se hubiera presentado en su oficina y habría presentado toda clase de reclamaciones por escrito perfectamente redactadas. Pero aquellas eran otras circunstancias muy distintas. La muerte daba una perspectiva diferente y no podía repetir aquello hecho en vida. Ahora tendría que probar algo diferente, algo cruel, que respondiera con firmeza la infamia que aquel enterrador había hecho caer sobre su persona. Su venganza se tradujo en calcetines desparejados, llaves perdidas y cuartos de baño sin papel.