Un charco de sangre te da la bienvenida al hogar. Un reguero rojo te conduce por el pasillo. En la puerta de tu habitación una huella de mano carmesí te invita a entrar. Todo está decorado de manchas bermellón. Un demonio está sobre tu cama, encima de tu cuerpo, saciándose con tus vísceras. Te mira con labios escarlata.
- Vaya, nos volvemos a ver.
Quien hace tratos con el diablo, debe estar dispuesto a pagar el precio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario