jueves, 6 de noviembre de 2014

Los lobos

Tenía miedo de encontrarse con ellos. De sentir sus ojos asesinos sobre él. Sus colmillos en torno a su cuello, desgarrando la piel. La sangre y la vida escapándose de su cuerpo. El horror de ver cómo le arrancan una extremidad y se pelean por ella. Un dolor tan intenso que no tiene sentido. El olor de las vísceras en sus hocicos. Se darían un festín con su cuerpo.

Pero debía no pensar en esas cosas. Después de todo, él era el lobo feroz. Ellos, sólo tres cerditos.

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