jueves, 6 de noviembre de 2014

El primer ciudadano

Cuando llegó al ágora, levantó la mano para la llamar la atención de todos. Durante cuarenta largos minutos se produjo un silencio total mientras demostraba su habilidad y conocimiento. Al finalizar, el orador se vio recompensado por un sonoro aplauso. Los gritos y los vítores le abrazaban. Ciudadanos, con lágrimas en los ojos, proclamaban "salvador de la República" y "¡estadista, estadista!". El orador no podía sentirse más satisfecho tras tantos años de esfuerzo. Suspiró, salió de sus ensoñaciones y volvió a la realidad. El suelo no iba a barrerse solo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario